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Hay ciertos días, que uno deja de escribir simplemente porque quiere, y comienza a escribir porque se lo exige, porque las letras lo exigen; exigen más de lo que generalmente estamos dispuestos a dar. Hay días en los que despertamos y atravezamos las horas sintiendo que no pasa nada; y esos días gritan poemas urgentes, solicitan palabras completas, letras complicadas que relaten sueños complicados.
Allá los poetas locos que escriban sus poesías falsas y vacías, nosotros escribamos poemas urgentes, poemas que salen así, como quien sale de paseo un domingo por la tarde y toma un café o dos y fuma un cigarro o dos, o no fuma ninguno.
La verdad es que no hay poema concreto, ni poesía concreta, pero me urgía escribir; escribir porque la vida cuenta días y cuenta noches y cuenta y cuenta y no cuenta nada, pero da para contar; y entonces vengo yo muy alegre a gritar poemas urgentes y decirle a mis manos que griten mucho, que peguen fuerte los dedos al teclado, furiosos (dedos furiosos), para que suenen a protesta y digan esa boca es mía, y me dejen hacer como que canto y como que lucho y como que hago algo sin hacer nada, porque así son los poemas urgentes, como ecos gritones de una voz que habla quedito y que se escucha poco, de una voz que no esta dispuesta a ser voz y se esconde entre la queja y el llanto.
Los poemas urgentes son aquellos que le permiten a los mortales jugar a ser dios, porque sólo así de repente todo tiene sentido y nos vemos obligados a escapar del egoísmo a la humildad para formar parte de un todo, olvidarnos de la individualidad para ser identidad, callar uno para ser todos. Los poemas urgentes son esa manera fuerte de decir muerte sin que suene a dolor y sangrar para poder vivir.
Hay que escribir poemas urgentes, porque es eso lo que nos hace imprescindibles...
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Hay ciertos días, que uno deja de escribir simplemente porque quiere, y comienza a escribir porque se lo exige, porque las letras lo exigen; exigen más de lo que generalmente estamos dispuestos a dar. Hay días en los que despertamos y atravezamos las horas sintiendo que no pasa nada; y esos días gritan poemas urgentes, solicitan palabras completas, letras complicadas que relaten sueños complicados.
Allá los poetas locos que escriban sus poesías falsas y vacías, nosotros escribamos poemas urgentes, poemas que salen así, como quien sale de paseo un domingo por la tarde y toma un café o dos y fuma un cigarro o dos, o no fuma ninguno.
La verdad es que no hay poema concreto, ni poesía concreta, pero me urgía escribir; escribir porque la vida cuenta días y cuenta noches y cuenta y cuenta y no cuenta nada, pero da para contar; y entonces vengo yo muy alegre a gritar poemas urgentes y decirle a mis manos que griten mucho, que peguen fuerte los dedos al teclado, furiosos (dedos furiosos), para que suenen a protesta y digan esa boca es mía, y me dejen hacer como que canto y como que lucho y como que hago algo sin hacer nada, porque así son los poemas urgentes, como ecos gritones de una voz que habla quedito y que se escucha poco, de una voz que no esta dispuesta a ser voz y se esconde entre la queja y el llanto.
Los poemas urgentes son aquellos que le permiten a los mortales jugar a ser dios, porque sólo así de repente todo tiene sentido y nos vemos obligados a escapar del egoísmo a la humildad para formar parte de un todo, olvidarnos de la individualidad para ser identidad, callar uno para ser todos. Los poemas urgentes son esa manera fuerte de decir muerte sin que suene a dolor y sangrar para poder vivir.
Hay que escribir poemas urgentes, porque es eso lo que nos hace imprescindibles...
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6 comentarios:
Quizá no sea tu mejor texto, pero me encanta; me encanta la imagen de los dedos furiosos gritando quedito, me encanta la alegría escondida y la actitud juguetona que no impide hablar de dolor y del tiempo que pasa. Estoy de acuerdo, las palabras exigen ser escritas, hay momentos en que escribir es urgente.
Easily I agree but I think the list inform should have more info then it has.
Si, escribir es un veneno que no sabemos en qué momento tomamos. A veces las palabras brotan solas y otras se niegan a salir. Se sufre.
Tú has descrito aquí éso muy bien.
Me encanta Silvio Rodriguez. Cualquiera de sus canciones, pero todas la del disco Mujeres. Hay que escuchar sus letras. Hermosos poemas.
Saludos.
Nada, absolutamente nada, nos vuelve imprescindibles: cuanto vemos que existe nos recuerda que no lo somos; ahora bien, cuantos poemas emergentes que existen, de igual manera, nos recuerda tal condición: siempre habrá un poema emergente nuevo; siempre habrá otro y, en efecto, en ese otro la pérdida de uno es inevitable... luego, para cualquier fin, no somos imprescindibles... solamente sujetillos que suponen en la escritura una forma de inmortalidad que, con cualquier viento, rinde su condición... no sé si me gustó el texto :)
a no ser que el letargo te arrastre a la locura, al suicidio o al asesinato,
no lo hagas; a no ser que el sol que llevas dentro te queme las entrañas, no lo hagas. cuando llegue el momento de verdad y seas elegido, eso aparecerá por sí mismo y así continuará hasta que mueras o fenezca dentro de ti.
no hay otro camino. nunca lo habido.
-c. b.
y coincido con leonardo.
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