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El ocaso de la sociedad, está determinada por ciertos patrones de comportamiento del ser humano. La creciente conciencia que crea la idea de sociedad superior, es la misma que nos regresa al mismo punto de partida. Los fundamentos de crecimiento y avance están mal planteados u obscuramente mal interpretados. Una sociedad de crecimiento comercial, la cual otorga privilegios en réditos a los integrantes de la misma, no se hace consiente de la mala distribución del capital, provoca envidias y discriminación; y esto es el comienzo del decrecimiento mismo de la sociedad en cuestión, ya que se resuelven problemas de carácter principalmente económicos; pero al mismo tiempo ocasiona nuevos problemas de carácter moral y social. La respuesta está en determinar, no sólo los parámetros de crecimiento, sino también idealizar los problemas subsecuentes que estos conllevan; algo así como analizar todos los aspectos y sus fundamentos, tanto como para las clases altas como para las personas que rodean todo el contorno del problema proletario. Es necesario pues ante todo, el análisis lógico del problema, y de la solución, y de los problemas que resultaran de esta solución, a corto, mediano y largo plazo. Es necesario también analizar los factores que provocan el decrecimiento o los hechos que afectan a los integrantes de la sociedad. Este problema es primordialmente "el miedo"; una sociedad que tiene miedo, carece de todo esquema de superación, tenemos ahora que la seguridad del integrante es factor de su buen funcionamiento, seguridad tanto psicológica como económica, física y moral...
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Y pensar que esto lo escribí cuando tenía 16 años, jajajaja que cosas me pasaban por la cabeza en aquellos días, era un joven comunista echo y derecho. Ha que tiempos aquellos; creo que en esa época se formó mi conciencia filosófica. Si bien ayer que me encontré el papelito en mi libreta de la prepa; me pude dar cuenta la influencia que ejercía en mi la opinión Marxista-Leninista y todo el movimiento revolucionario; creo que todavía hay algo de eso en mi, aunque ahora estoy consiente de muchísimas cosas más, y eso es bueno, creo que veo las cosas más objetivamente, y los grandes cambios no se hacen subjetivamente. Me fue muy grato encontrarme con este texto, pues comencé a recordar tantas cosas, y creo que el Yo que existe hoy, no sería posible sin aquel otro Yo del pasado.
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11 comentarios:
Me hubiera gustado haber escrito algo así a los 16 años.
qué precoz
Ideas de edades antiguas...
Recordar y ver cuanto hay de ellas en este Yo presente... simplemente no seríamos posible hoy sin nuestro Yo anterior...
Saludos desde La Clínica.
Sí, aunque seamos un cúmulo de burgueses (incluso aunque lo neguemos), todos tenemos algo de comunistas, hegelianos y pesimistas, algunos más que otros, pero siempre es divertido saberse ajeno a algunas políticas propias del pasado no tan cercano. Escribir da una gran pauta para la gran reflexión del confuso ideal perdido entre cuadernos.
Lamento mi tan prolongada ausencia, pero los deberes académicos referidos a exámenes roban algo de tiempo. Saludos
Que capacidad de percepción para los 16 años, y todos llevamos un comunista al menos en la cabeza
La vida no pasa en vano amigo mío. Pero en tu caso empezó desde muy chavito, me cae.
Y ahora???
Yo, también pasé por una etapa de comunista pero me di cuenta que era un burgués empedernido y decidí no negar mi esencia y dejar que los caballos del destino me jalaran.
A lo 16 años empecé a escribir, empecé con los cuestionamientos y con las dudas sin salida... es una linda edad, pero complicada, cuando todo es un problema sin solución.
Salud...
mmmm...la esencia!!!..se nace , se vive y se muere con ella ...apesar del tiempo , de lo cambios siempre se encuentra ahi, escondida en lo mas profundo !
Saluditos!!
A los, quizá, ocho años, un día estaba jugando con Marifer en el arenero. Espadazos con reglas de metal. Tras la batalla fuimos a buscar "guajolotes" (ajolotes) a los charcos del cole. Entonces ella se puso reflexiva y me preguntó quiénes éramos, porqué estábamos aquí. Adónde íbamos cuando moríamos. Yo tuve miedo. Mucho. Con el tiempo cayó en mis manos, en sexto de primaria, Dostoiewski. Entré por el túnel de la desesperanza muy pronto. Después fui teólogo de la liberación. Hasta que, en tercero de secundaria me convirtió a la Ortodoxia Ratzinger con sus Instrucciones. Ahora yo he estudiado filosofía y conservo cierto pesimismo y cierta sospecha a priori frente a cualquier corriente. Mi amiga, Marifer, estudia Comunicación en la Ibero, es hermosa y deliciosamente frívola. Su preocupación mayor es qué ponerse para salir de antro el viernes.
Ni somos ni no-somos, sino que estamos siendo para empezar a ser. Nunca somos la misma persona pues a cada segundo estamos cambiando, sin embargo, es muy grato saber que no perdemos la esencia. Eso es lo que realmente somos, lo demás, es lo de menos.
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