sábado, 27 de junio de 2009

Entre clavos y aserrín


Cerca de mi casa hay una maderería, casi no paso por ahí, de hecho hace años que no pasaba por ahí, pero hoy en la mañana camino al mercado, me fui por la ruta de la maderería justo cuando estaba llegando la madera del aserradero.

Me encanta como huelen las madererías, como huele la madera cuando la cortan, ese olor entre madera y madera quemada, y gente trabajando, y aserrín, y los ricitos esos de madera que están siempre tirados por todo el piso. Me gusta ver a los señores cortando, lijando, desbastando los trozos enormes de arboles, con sus sombreros y sus pantalones vaqueros, con su bicolor en la oreja, escuchando huapangos, con el pelo lleno de aserrín, sacando sus flexómetros y midiendo las mesas, las sillas, las puertas.

Hoy en la mañana caminaba y me detuve en la maderería a oler la madera, a escuchar los serruchos, los esmeriles, a sentir por un segundo que pudo haber pasado en otro universo, en el que yo era carpintero, y tenía un sombrero y un martillo y escuchaba huapangos, y tenía un bigote increíble, con los jeans sucios y arto aserrín en la cara y entonces me construía una silla, y una mesa y unas puertas, y era feliz, feliz todo el día entre esos olores deliciosos, poniendo clavos por aquí, quizá un par de pijas por allá, barnizando una cabecera enorme, y al final llegar a mi casa cansado, realmente cansado y dormir.

Don Chuco el carpintero sería en mi otra vida, y hablaría cantado, y tendría un par de hijos a quienes les enseñaría el oficio, una vida sencilla y feliz, una vida diferente que transcurre entre clavos y aserrín.


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lunes, 22 de junio de 2009

cuando olvidamos que vivir es tan fácil como andar en bici


Algo que todos sabemos o que creemos que sabemos es que las cosas que parecen insignificantes son las que verdaderamente valen la pena (eso te lo dicen hasta los papelitos que te regalan en el metro), la sencillez siempre viene en paquetes pequeños, pero es suculenta y hay en abundancia. En cambio, últimamente me he dado cuenta, que aquellas cosas que parecen ser las más valiosas, aquellas que creemos no podríamos vivir sin ellas, aquellas que pensamos nos hacen falta, esas no valen tanto como aparentan.


Hay veces que olvidamos vivir ligerito, que queremos más y más creyendo que más allá está lo que buscamos, cuando realmente lo tenemos frente a nosotros sin darnos cuenta o sin querernos dar cuenta, y así, así la vida no es deliciosa, así la vida no es de sabores. Nada es demasiado... nunca es suficiente, si olvidas esto, estás vacio, estás jodido.


Ya, demasiado positivo para mi blog, demasiado cursi hasta para mí, pero sentía ganas de decir algo así, porque... eso es lo que estoy viviendo, después de días completamente tortuosos, recordé que la felicidad es muy barata.
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domingo, 14 de junio de 2009

no baby no more... (o acerca del vacio y la nada)


Tengo de nuevo esa urgencia sofocante de escribir. Pero... ¿qué escribir? ¿escribir qué? Relatos no me faltan, acontecimientos tampoco, últimamente me dan vueltas en la cabeza las palabras suficientes para un silencio altivo, pero no, mejor que no.

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Mejor algo vacio, sin preposiciones y sin proposiciones -algo vacio- pero vacio. La sociedad de hoy, confunde el vacio, con la nada; será tal vez que el lenguaje nos ha llevado a identificarlos, porque decimos que el tiempo que parece vació, es cuando no pasa nada; lo mismo decimos de una caja, un armario o hasta de la vida. Se dice que está vacio, de aquello que no tiene nada, y sin embargo, creo que nada y vacio no son para nada lo mismo, comenzando por el hecho de que uno es un sustantivo y el otro un adjetivo (¿cuantitativo o indefinido, cómo saberlo?).

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Podría por ejemplo comenzar diciendo, -Tengo de nuevo esa urgencia sofocante de escribir- y al final no escribir nada, no decir nada, y no quedar insatisfecho. Creo que eso quiero, quiero escribir y no decir nada, o simplemente no quiero decir nada, pero sigo queriendo escribir.

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El significado siempre está entre líneas, en los espacios en blanco, en esa parte a donde no tenemos acceso inmediato, por eso tenemos que ir más allá de lo simplemente sensible, donde está vacio donde no hay nada (parece ser que aquél argelino no estaba tan equivocado). Entonces... ¿tiene sentido o no tiene sentido que escriba algo con sentido, o que pretenda tener sentido, o que por lo menos parezca que tiene sentido?. Sí y no, es más sencillo responder así -sí y no- evita muchísimos problemas, es parte de lo mismo - sí y no - es decir algo con sentido sin sentido, como decir por ejemplo: -estoy diciendo algo que no dice nada- ¿digo o no digo algo? ¿no digo nada? ¿digo nada? digo algo...

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Creo que al final, si juntamos ese sustantivo y ese adjetivo, obtenemos un espasmo de demasiada verdad ................NADA VACIO......., y eso si que resuelve muchas cosas (o tal vez ninguna), porque la realidad escondida detrás del oxímoron (aspecto que ya había descubierto un nazi a principios del siglo pasado), revela lo irracional del todo (todo como sustantivo), muestra de cierta manera ese conocimiento pre-teorético que tanto el argelino como el nazi andaban buscando [que yo ya no se que tan "pre" es ese pre; pero si que me creo que escapan a la razón].

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Y ya hasta aquí, que comienzo a estar demasiado confundido; pero he logrado mi objetivo de escribir algo con-significado sin decir nada (yo se que no es cierto, pero me gusta creer que sí).

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¡bang! ya no existes...

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