domingo, 6 de abril de 2008

breve descanso para escribir...


Entre mi regreso inoportuno, mis exámenes obsesivos (o mejor dicho obsesionados), mis tareas nocturnas, mis trabajos inexistentes, la falta de mis textos públicos (no publicados), y mi actuación "Tisbeana" se me acaba el tiempo. Pero hoy, en la efímera desesperación del estudio absurdo, abstracto o cualquier palabra con ab, me impongo un descanso obligado, no ya para comer, beber o gastarlo en insanos y superfluos acontecimientos vanos, no señores, no señoras, no señorita, no pequeñines... ¡no!



En este preciso momento en que la disonante campanada llama a los fieles a festejar las pascuas, ¡yo! en mi semiótica privada, me dispongo a otorgarles un minuto, tal vez más, de mi atropellado pensamiento, de mi futilidad incierta, de mi económica semántica, de estas manos que se desgarran con sus propias uñas por escribir párrafos necesarios con ideas contingentes y traerles a ustedes por la despreciable cantidad de nada, este inútil y nada apreciable mensaje de... (mmm... aún no sé de qué, esperemos que las líneas que están por venir, nos revelen el secreto).



Así pues con la venia, he de relatarles la cómica y dramática historia de Melquíades Alsacio Bernardino Robles de Sahagún y su triste paje "el tlacuache" que en la colonia (Guerrero) sortearon las calamidades más inverosímiles y sufrieron las más terribles y tortuosas situaciones; sólo para que yo, en mi faceta de narrador, les contase a ustedes, en su faceta de auditores, cada dato irrelevante de su helénica travesía.



Por lo pronto diseminaos (porque no se me ocurre nada) sin olvidar que hay verdades más verdaderas y entre ellas, yo les enuncio este humilde mensaje que se me ha revelado.



"El escritor no sólo tiene un estilo propio; en la literatura también hay tonos..."



Marchaos ahora; pero volved, volved pronto a este espacio inexistente de irrealidades y bytes, a este lugar a veces frío, a veces cálido en la desolada red de telaraña. Yo os prometo, que más tarde que temprano, escribiré nuevas odas a la resplandeciente mañana (que weba).







(Chin, ya no se cómo acabar este desmadre que hice, pero como me tengo que ir a estudiar, pues ahí le dejo.)

8 comentarios:

Jaime Alberto Tovar dijo...

Damm! dame la receta para hacer desmadres así! jajaja me gusta lo inconexo y a la vez hilado del asunto!

natalia dijo...

Con que insanos minutos de tu vida ah...
Relajate entre las palabras y sus otros significados. Un abrazo para vos.

Roberto Rivadeneyra dijo...

¡Otra vez sin concluir! Ni madres, ahora lo terminas, jeje.

Anónimo dijo...

Soy un fantasma...

Gatita Cósmica dijo...

Aliviánate.

Saludos.

RED SHOES GIRL dijo...

estudia, estudia y nosotros nos la arreglamos.

PaoValdivieso dijo...

un saludo espeor termines pronto tus deveres besos

Graciela Bello dijo...

He llegado a tu blog atraída por El teatro mágico del Lobo estepario,
uno de mis libros preferidos.
Acá hay un poco de locura, pero sana, locura de artista,inevitable un poco de locura.
Saludos,
graciela (pintora)
http://graciela-bello.fineartamerica.com/