sábado, 22 de marzo de 2008

6:30 hora de regresar.




He vuelto descalzo, hambriento y cansado, justo como regresan aquellos que parten a viajes interminables en busca de tesoros falsos. ¿Mi recompensa? lo perdido, o mejor dicho lo encontrado, y si me pongo quisquilloso debería decir "lo re-encontrado" eso que al final, es siempre lo olvidado.


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¿Cómo me perdí? ¿Cómo lo olvide? lo he olvidado. Saber que hay algo perdido no es lo mismo que haberlo encontrado, y no siempre se encuentra lo que se perdió, aveces nisiquiera estamos concientes de la perdida.


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¿Qué perdí? ¿Qué encontré? mi tonal, mi psyche, mi alma. Tenía el espiritu marchito y no me habia percatado, me olvidé de lo importante; o mejor dicho, hice un movimiento nihilístico barato para poner como prioridad lo superficial.


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Me había convertido en el profeta de la mentira, mostrando un yo que no era un yo verdadero; un yo sintético, vacio, por eso no podía escribir. Cuando escribimos, dejamos plasmada nuestra identidad en los parrafos, en cada palabra se encuentra la esencia del escritor; pero yo no tenía identidad, o almenos no una cognosible, había olvidado quien era.


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Tuve miedo, no se como, no se por qué y no se a qué, pero lo tuve y me comió. Siempre he pensado que el miedo es el peor enemigo del ser humano y siempre crei que no le temía a nada; pero temo, y temo temer.


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Hoy comeré para saciar mi hambre, dormire para descansar; pero dejaré que mis pies sigan descalzos para no olvidar la tierra mojada y el suelo caliente. Beberé denuevo el café por su sabor y no por su significado, Sacaré del baúl los sueños de antaño, y jugaré de nuevo con los antiguos ideales, seré nuevo y seré viejo; pero sobre todo, seré verdadero, autentico.


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Lo único delicioso en esta travesía del perdido y el encontrado, son las lágrimas; uno se juega la vida en eso, se deja la sangre en relatar el utópico viaje de ida y el fatídico desenlace de la vuelta. Se necesita mucho valor para reconocer la equivocación; pero para cambiar, lo que hace falta es humildad.


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Creo que regresé...


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Quiero frutos prohibidos, quiero viajes inovidables, quiero sueños inalcanzables, quiero secretos inconfensables, quiero plantas exóticas, quiero disfrutar denuevo...


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8 comentarios:

Unknown dijo...

¿Dónde escondes tantas palabras? ¿Por qué no pude verlas en tus ojos?

Ana Barrera dijo...

todavía no entiendo como se encuetra uno, si tu lo hiciste felicidades

Marifer dijo...

Me encantó! Que bueno que has vuelto. Ultimamente también he pensado en el miedo... y cómo nos escondemos tras falsas caretas, atrás de aquello que pensamos que esperan de nosotros... y de pronto: se nos olvida que estamos disfrazados y sobretodo, la persona debajo de la máscara.
Un beso!

Anónimo dijo...

Soy un fantasma...

Roberto Rivadeneyra dijo...

Humildad y mucho coraje, porque vencerse a sí mismo es la batalla más difícil, sangrienta y satisfactoria que puede haber.

Limonada 24 dijo...

Regresaste???
A veces tengo la horrible sensación de que lo olvido... y entre todo ese olvido se me pierden tus palabras.
Nunca he sido muy buena con los re-encuentros, nunca sé que decir, por temor tal vez a que no me respondan.

Respondeme.
Te quiero!

Anónimo dijo...

Y a tu nuevo yo tmb le gusta robar la palabra en clases?

La gata sobre el tejado dijo...

Perderse para poder regresar.... re-encontrarse...buscarse más profundo y aprender de nosotros mismos, no dar nada por echo.

Me alegro de que empiecen los frutos a brotar de nuevo de las ramas de tu alma...porque lo que se vislumbra es valiosisimo

Un abrazo reencontrado