lunes, 26 de febrero de 2007

Una obra maestra.


Un hijo, eso es una obra maestra, aquello en que se empeña uno demasiado, al cual imprime uno todos sus sentimientos, que es receptáculo de sus más íntimas emociones. Un hijo es el reflejo casi biográfico del artista, del autor.

Quiero un hijo, quiero mi obra maestra existente, sentirme orgulloso, por ser creador. Un hijo es la experiencia donde más te acercas a ser Dios, a jugar a dar vida, hacerlo a tu imagen y semejanza. Un hijo es esperanzas, es felicidad. Un hijo es arte.

Yo no soy padre, pero soy hijo, y soy obra maestra, o tal vez obra alumna. Soy hijo de mis padres y de mí mismo, soy mi padre, soy un personaje creado; no a mi imagen y semejanza, sino a mis gustos y pasiones, tomo el control de mis emociones y de mi vida, juego a mi cotidianidad, a creer que soy héroe o tal vez villano, o tal vez simplemente un transeúnte más.

Soy hijo y soy padre, porque escribo la novela de mi vida, porque me moldeo a placer, porque juego a ser escritor y es por eso que también soy padre, no sólo mío, sino de mis personajes, a los que les doy vida o tal vez sólo de alguna manera les doy existencia; soy su padre, su creador y de cierta manera soy su Dios. Nacen crecen se reproducen y mueren; mis personajes, tienen emociones y sentimientos, y cuando sufren me duele, me duelen como le duele un hijo a un padre. Su vida me importa, me importa demasiado. A veces juego a que mis personajes no son míos, sino sólo prestados, que tienen vida propia y no la que yo les doy; a veces pienso que no soy novelista sino cronista de vidas ya determinadas y que sus decisiones no obedecen a mis criterios, sino que tienen criterios propios, que son independientes de mí como un hijo es independiente de su padre.

Soy hijo, soy obra maestra y soy padre, padre de mis personajes, de mis escritos, de mis poemas, mis cuentos y mis ensayos. Soy Dios y no soy nadie, porque yo los conozco, pero ellos no me conocen, y cuando mueren olvidados en algún cuaderno guardado y empolvado, me duelen, me duelen en el alma, aunque ellos no me conozcan, porque son mis hijos, son mis obras maestras y de alguna manera hay cierta interacción entre ellos y yo, somos parte de uno mismo, yo soy parte de ellos y ellos son parte de mi, y la misma sangre que corre por mis venas, es la tinta con la que escribo y describo su personalidad, con la que les doy forma, con la que su identidad es mía, porque son míos y son yo.

Y mientras escribo este ensayo, es como si estuviera pariendo un hijo más; un pequeño chillón que me roba la atención en las tardes de tarea, que me roba el sueño en las noches de inspiración, un hijo mío que está aquí, aunque no esté y que es mi obra maestra.

Escribir es amar, escribir es apasionarse, escribir es de cierta manera parir.

miércoles, 21 de febrero de 2007

No disponible...


¿Qué le pasa al mundo? Cuando todos estamos demasiados ocupados, cuando no se tiene tiempo suficiente para intercambiar unas cuantas palabras, cuando la dialéctica es menospreciada por que el dinamismo nos consume.


¿Qué sera de nosotros los humanos que vivimos de las palabras? De las historias, que dependemos de una charla con café, de una discución con cervezas.


¿Qué sera cuando llegue el día? El día que nadie este disponible, el día que el silencio nos consuma, el día que no se escuche una palabra mas ni se leea una frase.

Ese día moriremos.








déjenme sus comentarios por que en este momento no estoy disponible

miércoles, 14 de febrero de 2007

Mi opinión sobre el 14 de Febrero.


Bueno, todo mundo escribe algo, ya sea a favor o en contra. Es más la gente que desaprueba el día 14 de Febrero (aceptemoslo, la blogsfera esta llena de activistas) y me preguntaba... ¿cuál es mi postura?


No creo en el día del amor y la amistad, pero lo justifico, y justifico su existencia. ¿Por qué? bueno la cosa es que, el argumento en contra es el por todos conocido, día comercial, capitalismo, y el de que todos los dias podria ser el día, ahora... ¿por qué lo justifico? Facil, por que aunque todos los dias es el día, no todos los dias llamas a tus amigos, no todos los dias tienes un detalle, no todos los dias le dices a las personas lo importantes que son para ti, asi que el capitalismo y materialismo del cual nos quejamos, nos regala una fecha, un dia al año, pera tener un pretexto perfecto para decirles a todos.



"Gracias por formar parte de mi vida"

miércoles, 7 de febrero de 2007

Estilo Vanidístico.


Hace no muchos años, asistí a una exposición de arte en una galería de Praga. Mientras recorría el lugar, una tras otra las piezas me deslumbraban; fotografías minimalistas, pinturas surrealistas, montones de piedras amontonadas en secuencia con un orden conceptual abstracto, la música de fondo era una especie de New Age eléctrico con distorsiones arrítmicas, las bebidas de colores neón: rojas, azules y moradas; servidas en copas de martín, las paredes blancas y lisas, meseros en smoking blanco con pulseras de cialum en las mangas, el piso absolutamente cuadriculado; parecido a un tablero de ajedrez perfecto, y la puerta de cristal cortado con manijas cromadas de acero inoxidable.

Al fondo del pasillo, una puerta azul turquesa me invitaba a un salón contiguo. La bóveda bellamente adornada con mosaicos tornasol, mostraba una colección de exquisitas piezas de porcelana blanca alineadas por algún artista plástico italiano. Aquel cuarto; resguardaba una obra maestra custodiada por un hombre que me miraba como invitándome a la exploración sensorial del secreto mágico que tenia bajo su cuidado.

Al acercarme, observe pequeñas fuentecillas que adornaban la base del marco; los brotes de agua eran controlados por un sistema mecánico altamente sofisticado que yo calificaría de post-moderno. Al alzar un poco la mirada, allí estaba; el arte máxima. Todos mis sentidos se exaltaron, una suma de emociones, sensaciones, y sentimientos me recorrieron el cuerpo; substancias psicotrópicas atravesaban mis venas: adrenalinas y bilirrubinas. El éxtasis era tal que fui victima de una explosión multiorgásmica interna; un bombardeo de calosfríos. Aquello era lo más excelso que jamás hubiera visto, receptáculo de todas mis pasiones. La sublime mezcla de colores, de tonos; las sombras conjugadas con la difusión de las formas, las profundidades escondidas en un plano extra-sensorial, la tinta impregnada que descubría una cuarta dimensión inteligible. En ese momento no era yo espectador de algo bello; sino de la belleza misma. Las luces que jugaban en el recuadro principal saltaban a la vista. Los cortes estilísticos; matizaban la atemporalidad de la utopía retratada. Líneas ultrasensibles describían la fina geometría y la delicadeza del autor.

No podría terminar nunca de describir aquella visión; pero en aquel momento, casi al punto de la crisis y del límite de mis percepciones, justo antes de que mi sistema nervioso colapsara, el hombre a mi lado intentaba calmarme poniendo su mano en mi hombro mientras susurraba en mi oído:



- Tranquilo… sólo es un espejo.



Fue desde ese día que aquellas galerías europeas me fascinaron; por esa mezcolanza conceptual que se fusiona en su interior; por su estilo… Vanidístico.




Dedicatoria y agradecimiento a:

Mariana Rivadeneyra Quiñones

quien dio la idea (o almenos la inspiró)

para que este escrito se desarrollara

y a Elizabethe Gütierrez Frias

quién estuvo presente

durante la elaboración

correción y desarrollo.