
Últimamente he escrito poco... más bien nada. Intentando definir mi estilo; leo mucho, sueño bastante y duermo poco. Las palabras vacías, que dicen algo y al mismo tiempo no expresan nada, salen de mis dedos golpeando el teclado, tic tac, tic tac, tac tac, pum; punto final, siguiente párrafo; mayúscula, acento, punto y coma. Error de ortografía, ahora corrijo; cambio de letra, subrayo, cursivas, personaje...
Mis letras sin nombre, se dibujan en el papel blanco, ahora negro, ahora azul, ahora rojo; ¿poesía? No, solamente ensayo, ¿qué digo? realmente nada, solo escribo palabras vacías, impronunciables.
¿Quién lee? nadie, en verdad nadie; tal vez alguien lee, alguien con tiempo de leer, con tiempo de escribir, alguien que si tiene algo que decir; no como yo que no digo nada. Hay dos tipos de escritores, los que escriben porque tienen algo que decir, y los que escriben y no dicen nada. Cuando tienes tiempo de escribir, no hay nada que decir; no como cuando no tienes tiempo de nada; cuando no tienes tiempo de nada, ahí si que hay para escribir; no palabras vacías como estas, no; sino significativas, palabras cargadas de pasión.
Mejor me voy a seguir practicando mi estilo, antes de que siga escribiendo palabras que nada dicen en un papel blanco que ni siquiera es papel, con tinta que ni siquiera es tinta, en este tiempo que cansa, pero que no transcurre...