miércoles, 28 de julio de 2010

Tautología (o tal vez no)

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Cada vez que pienso en ti, que te recuerdo, tengo una sensación de deuda, no de deudora ni deudor, sólo de deuda; que me debes algo, que te debo algo, que nos debemos no-algo, sólo que nos debemos. Y entonces aparecemos en escena, tú y yo en primer plano [desde mi perspectiva]  y hacemos no el primer acto porque ese ya lo hicimos, y tal vez no el segundo porque ese se nos escapó, pero que hacemos como que hacemos (creo que me entiendes, o tal vez no). Y entonces todo funciona como debería de funcionar hasta que deja de hacerlo. 

El hecho es que cuando apareces, algo en mi se distorsiona, por no decir que se acomoda, por no decir que se estabiliza, por no decir... por no decir que cuando apareces soy feliz; en ese sentido del verbo "ser" tan anglosajón donde el "ser" se diluye en el "estar". Y juego ese juego que ya conozco, ese juego entre la felicidad y el nerviosismo y la angustia y el ansia (y el miedo). Como pie con helado (¿sabes?). 

No me gustan los domingos sin sol, no se por qué, tal vez porque me saben a ausencia, porque me saben a ti y tu silencio... y a mi memoria.

Cada vez que pienso en ti, tengo una sensación de deuda, tal vez por eso no te olvido...


...o tal vez porque te quiero.
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