lunes, 26 de marzo de 2007

Dueño de mi silencio.


es difícil callar lo que piensas...



pero es aun más difícil callar lo que sientes...





soy dueño de mi silencio; dueño de mis secretos...
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.silencio
.silencio
.silencio
.silencio
.silencio
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...no me lo preguntes chica; no quieres saberlo y yo no quiero decirlo.

miércoles, 21 de marzo de 2007

Spring factor.


A que cosas estas de la primavera, llega cada año, unos la esperan con animo, a otros les da igual; pero eso si, no pasa desapercibida, yo hasta tengo mi propia tesis sobre lo que me gusta llamar el “efecto primavera” (la cual como es un tema complejo lo dejaré para este fin de semana).

Pero… ¿qué es la primavera? Dicen los que dicen que saben, que es una estación del año: calurosa (de calentura) y propicia para la vida (claro que es propicia para la vida, con tantas feromonas en el ambiente los sistemas reproductivos se activan fácilmente), pero esto no basta, hay que también analizar los fenómenos meteorológico; si ya saben eso de que el sol y el equinoccio y los fenómenos solares y el efecto invernadero, todos esos tecnicismos, y también tenemos los fenómenos astrológico, si astrológicos lo dije bien; llenarnos de energía en Teotihuacan o en Chichón Itza, donde el dios Quetzalcoatl y Cuculcan dependiendo si es uno Tenochca o Mayaton (digo Maya), baja por la escalinata a infundirnos buenas vibras y sabiduría milenaria. Bueno el caso es que eso pues por un lado esta muy chido, la verdad soy fan de las culturas prehispánicas y de sus tradiciones (y sobre todo de sus riquezas culinarias), pero también hay gente muy traumada, y es que con esto de la onda New Age ya uno no sabe para donde tirarle sin desprestigiarse. Retomando unas palabras de Vasconzelos “somos una raza cósmica” y creo que por ahí va esa onda de tirarle al chamanismo y a las plantitas psicotrópicas (hongos, peyote, marihuana). Pero apoco no esta bien chingón ser Mexicano y vivir nuestras tradiciones primaverales con nuestras pirámides ancestrales y nuestras creencias pacionales por la naturaleza, eso, es algo que no te encuentras en otra parte del mundo: rituales, ofrendas, negocios ilegales…

Entonces que venga la primavera que aquí la espero, con esta ansia anual, con esta idolatría por Quetzalcoatl, con esta emoción que me llena, que me hace sonreír. Independientemente de las energías y buenas vibras, a mi la primavera me encanta (no es mi estación favorita del año, sinceramente prefiero el Otoño) tiene esa jovialidad, esos colores, esas feromonas que no hay en cualquier otra estación en cualquier otro país. Si México tuviera que ser una estación del año, seguro seria primavera (por eso los gringos vienen cada año a vivir al limite a las playas mexicanas, y nosotros los recibimos con los brazos abiertos).





PD: Que chingonas son las Jacarandas, y en esta época del año donde las banquetas se vuelven moradas con las flores que caen de sus copas… árboles morados quien se lo iba a imaginar.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Aftas en la boca.




Asquerosos pedazos de carne purulenta conteniendo pus en tu cavernosa boca. Nexo de microbios activos pudriendo tus anginas, tus encías… tu paladar; y tus labios venenosos con múltiples aftas orgánicas y ardientes.

Tus besos enfermizos son foco de infección pasional, mientras tu lengua con bubas segrega asquerosas sustancias acuosas. Y ahí en la noche contaminada, bajo la lluvia ácida de Octubre; tus reptarias bacterias se trasladan a mi boca en aquel beso sofocante de virus y anticuerpos










Si no dejas un comentario, te saldrán aftas en la boca.

domingo, 11 de marzo de 2007

Mi ángel esta roto.



Hace unos días vi a un ángel caer del décimo piso de una torre… quedé impactado; pero la gente que me rodeaba ni siquiera se inmuto ante tan impresionante acontecimiento. Unos días después, mientras caminaba distraído por la ciudad, vi a uno más tirarse del campanario de una iglesia, su sangre de cialum se escurría por la alcantarilla, la fina cabellera yacía en el asfalto y su cuerpo quebrado había quedado esparcido por la banqueta.

Después de eso, comencé a ver a muchos más caer, morir. Los ángeles estaban cometiendo suicidio. Algo no estaba bien. Me pregunte por mi ángel… mi ángel de la guarda, ¿qué seria de el? Tal vez estaría en la misma situación, ¿una depresión se habría apoderado de su ser? O tal vez estaría trabajando para que todo funcionara correctamente en mi vida; aunque… mi vida, no funcionaba del todo bien aquellos días; sufría un terrible mal de amor, mis notas habían bajado mucho; asi que supuse que mi ángel había experimentado el mismo destino; aun asi saque mi celular y le marqué, quedamos de vernos en una cafetería que acostumbrábamos visitar, la cafetería donde nos conocimos.

El viernes siguiente llegue con cinco minutos de retraso, mi ángel estaba nervioso, sudaba copiosamente, las manos le temblaban. Me asome a mirar sus alas traslucidas; una estaba rota… mi ángel estaba roto. Comenzamos a platicar, y me lo contó todo:

- Ya no podemos hacer nada por salvarlos, es imposible luchar contra la inconciencia de la humanidad, algunos han sucumbido a la presión, y la desesperación los ha llevado a caer, otros tantos comienzan a ir al psicoanalista, pero no hay mucho que hacer, no pueden más; el resto, los que aun no perdemos la esperanza seguimos luchando, seguimos acompañándolos a todos lados, seguimos intentando salvarlos.

Por eso se ha roto su ala; todo ha sido mi culpa, he olvidado las cosas principales y le he dejado todo el trabajo a él.

Esta mañana tomé una decisión, voy a quitarme la vida, voy a quitarle un peso de encima a esos seres celestiales que se preocupan tanto por nosotros. Al despertar tal vez cometa unos cuantos pecados: gula, lujuria y colgare una soga en mi cuello en algún hotel de paso, después dejare que Dios o el Demonio se disputen mi alma.

El plan fue seguido a la perfección; tome todo mi dinero, y fui al mejor restaurante de la ciudad, desayune hasta no poder mas, pedí unos tragos y una botella de Rioja para el camino:

- si voy a quitarme la vida quiero que sea con estilo

Próxima parada, alguna casa donde pueda comprar los favores de una, dos o tal vez tres mujeres.

Después de haber satisfecho mis deseos carnales, la hora había llegado. Había elegido un hotel de Tlalpan, algo clásico para quitarse la vida con una soga, apresuré a pagar $150 pesos en caja, obtuve mi llave, subí corriendo las escaleras, llegue al cuarto piso y rápidamente abrí la puerta del cuarto 279.

En ese momento, la escena logró que una gota de agua salada saliera de mi ojo derecho. Su cuerpo sin vida, colgaba de una soga, mi soga. Mi ángel se había colgado, la razón no la se, o tal vez no quiera aceptarla, pero aquella imagen de sus alas balanceándose y sus pies que no alcanzaban a tocar el suelo; esa imagen no la olvido, con sus brazos sin fuerza, sus dedos morados, sus ojos inyectados de sangre, sangre brillante, sangre tornasol.

Aquel día no me quite la vida, y no pienso quitármela nunca. Aquel día entendí perfectamente de que se trataba, entendí que mi salvación había costado más que un ala rota.